Las pequeñas cosas que te lo recuerdan.
Pequeñas y un poco más voluptuosas, pelotudeces o verdades verdaderas. Aunque, hm, bueno, una pelotudez puede ser una verdad verdadera también, pero no viene al caso este detallismo. Al caso vienen las ganas, esas terribles ganas que carcomen sin dejar miguita alguna, pero ni una eh, te carcomen y te duele, si no te duele en el momento quedate tranquilo que como mucho un par de horas más tarde va a comenzar el proceso. Y es mucho más simple de lo que solés imaginar. Toda esa bolsa de mierdas que querés tirar a la mierda y la mierda misma se encarga de devolvértela a cada rato, tu incapacidad de volver a tirarla y revolcarte un poco en ella. Suena agradable no? Pero la capacidad está eh, bien escondida en lo más profundo de esos espacios misteriosos que nos conforman a donde va todo lo desechable, que, al parecer, no cuenta con un gran poder de retención.
Y me aburre, me aburre tanto tanto tanto y tantísimo. Deshagámonos de lo aburrido, tirémoslo bien a esa mierda y tapemos el agujero para que quede bien sepultado de una buena y puta vez.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario