sábado, 15 de diciembre de 2007

Pegate un tiro en la cabeza

Quisiera arrancarlo, deshacerme, sin previa preparación,
de un tirón,
cruda.
Crudo.
Lástima que las cosas no siempre resultan tan sencillas, y uno debe atravesar ciertos recorridos para llegar al fin deseado. Igualmente, creo yo, si las cosas sí fuesen tan sencillas, seriamos todos una manga de boludones que no sabrían reaccionar ante una mierda. Nunca un mambo en la cabeza, nunca una contradicción, nunca quemarse con kilos y toneladas de pensamientos, nunca nada, nunca no, nunca sí, nunca así. Algo tiene que haber, un mínimo aunque sea, una pizca, pero cuanto más grande mejor. Lo que no te mata te fortalece, y cuanto mas te estés muriendo, más fortalecido vas a quedar guacho. Tampoco es que se trate de tomarse la vida como una telenovela barata y sufrirla a cada putísimo momento, ni un extremo ni el otro, los extremos bien sabemos tienden a ser peligrosos, y como todo peligro, bien sabemos que tendemos al mismo. Así somos o así soy y así es y así será. Cuanto más rebuscado más salado. Cuanto más salado más nos adentramos. Cuanto más nos adentramos más nos rebuscamos y basicamente nos convertimos en un círculo vicioso del que se espera sacar algún provecho. Y se supone que esa es la idea, podría suponerse.

viernes, 14 de diciembre de 2007

eh eh eh eh ah ah aha eheh eha aeh aehea aeh

Sufrir de insomnio te hace pensar pelotudeces. Y a qué se debe mi deducción? Bueno, es simple; sufrís de insomnio, estás levantado a horas que nadie lo esta, llega un momento en que los entretenimientos a tu disposición te hinchan las pelotas y te tirás un rato, desactivás completamente tu cuerpo, pero claro, el insomnio sigue patente, por lo tanto, tu cabeza no se desactiva un carajo. Y qué es lo que pasa cuando solo nuestra cabeza queda en funcionamiento? Pensamos. Y qué es lo que pasa cuando el tiempo para hacerlo no tiene lí­mite alguno? Terminamos pensando pelotudeces. Dije que era simple no?