jueves, 11 de septiembre de 2008

El perro se corto las patas traseras con las delanteras, se canso de caminar y quizo empezar a arrastrarse. Las muñecas lloraron saliva y escupieron sangre, llenaron la cocina de liquidos con aspecto dudoso para cualquier mutante que pasara por ahi a las cinco de la tarde (hora en que los mutantes se reunen para tomarse todo). Las paredes tenian ganas de derretirse pero los relojes dejaron de dar la hora y las paredes anonadadas nunca supieron cual era el mejor momento para hacerlo. Yo quize controlar todas las situaciones pero como no supe por cual empezar me rendi y deje que todos se murieran (porque todos iban a morirse, el perro, las muñecas, las paredes y los rejoles).

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